Si tu Dios y mi Dios
fueran distintos,
fueran distintos,
¿no crees
que arreglarían sus diferencias
para que pudiéramos amarnos
sin transgredir
ninguna ley divina?
A mí me han dicho:
ámala todos los días
de tu vida.
¿No te das cuenta
de tu desobediencia
al no sentir mi amor?
Pero no te condeno:
bésame
y no peques más.